Las técnicas operativas mínimamente invasivas han tenido un tremendo impacto en la cirugía desde la década de 1990. Este avance en la técnica quirúrgica está conduciendo a una mejora en la calidad de vida de los pacientes sometidos a intervenciones quirúrgicas.
Pero primero que nada, ¿qué es la cirugía mínimamente invasiva?
En la cirugía mínimamente invasiva, los cirujanos usan una variedad de técnicas para operar con menos lesiones en el cuerpo que con la cirugía abierta. La cirugía mínimamente invasiva generalmente se realiza de forma ambulatoria o solo requiere una corta estadía en el hospital. Una forma común de cirugía mínimamente invasiva es la laparoscopia, que es una cirugía realizada a través de una o más incisiones pequeñas, utilizando tubos pequeños, cámaras de video pequeñas e instrumentos quirúrgicos.
Las cirugías mínimamente invasivas se han convertido en las técnicas quirúrgicas estándar en muchas operaciones de rutina, como la colecistectomía (extirpación de la vesícula biliar), la apendicectomía (extirpación del apéndice), las exploraciones abdominales, algunas cirugías ginecológicas y la reparación de hernias.
Algunas de sus ventajas más destacadas, son las siguientes:
- Menos dolor.
- Recuperación más rápida después de una operación.
- Regreso temprano al trabajo.
- Mejores resultados estéticos.
Los resultados estéticos han sido sobresalientes, resultando en cirugías con muy poca cicatrización. Las cicatrices incisionales son prácticamente invisibles tres meses después de la operación. El dolor post-operatorio de los pacientes parece haber disminuido significativamente, pero es difícil de cuantificar. Algunos pacientes que se sometieron a este procedimiento quirúrgico un viernes, tienen una alta probabilidad de poder volver a trabajar el lunes siguiente. Como se utilizan incisiones tan pequeñas, no hay restricciones post-operatorias.